Los próximos 6 años son determinantes para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 definidos por Naciones Unidas y en particular mitigar los efectos del cambio climático que determinarán nuestra subsistencia como especie.
En la búsqueda de alcanzar estos objetivos, a menudo, delegamos la responsabilidad del cambio a entidades gubernamentales, sin embargo, la realidad es que el sector privado tiene el poder de redirigir el capital hacia iniciativas que contribuyan de manera directa al desarrollo sostenible. Es así como la inversión en empresas con un claro compromiso social y medioambiental se presenta como una decisión estratégica y ética.
Aunque puede parecer lógico seguir invirtiendo en sectores tradicionales como las finanzas, el transporte, la construcción o los hidrocarburos debido a los retornos económicos que generan, es crucial considerar los riesgos a los que estas empresas se enfrentan en un contexto de cambio climático acelerado. La destrucción potencial de estas compañías y sus rendimientos está cada vez más evidenciada por los riesgos planetarios emergentes como resultado de las altas emisiones de CO2, el consumismo lineal y por tanto el inminente agotamiento de recursos naturales.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) la probabilidad de superar el incremento en temperatura objetivo de 1.5°C en 2030 es del 50%. Los acuerdos actuales realizados por el sector privado del G7 nos llevarían a un incremento de 2.7°C para 2050, una temperatura significativamente superior a la contemplada por los Acuerdos de París. Ahora, más que nunca, es imperativo tomar medidas concretas para redirigir nuestras inversiones hacia empresas que no solo sean financieramente sólidas, sino que también aborden los desafíos ambientales y sociales.
En este sentido, es esencial reconocer el cambio en la mentalidad de los consumidores, quienes valoran cada vez más alternativas sostenibles que integren dentro de sus procesos todos los principios de la economía circular. La demanda de productos y servicios que respeten los criterios ASG está en aumento, por lo cual, invertir en empresas alineadas con estas expectativas crecientes no solo es una decisión rentable, sino también tiene un enfoque estratégico que se traduce en la adaptación a las tendencias del mercado.
Así mismo, el panorama regulatorio está experimentando una transformación significativa. Las políticas gubernamentales se están fortaleciendo para sancionar prácticas empresariales que no favorezcan el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente. Invertir en empresas que se anticipen y se ajusten a estas regulaciones emergentes no solo reduce riesgos legales, sino que también contribuye positivamente a la construcción de un entorno empresarial más responsable y sostenible.
De acuerdo con Indermit S. Gill, Vicepresidente Senior y Economista Jefe del Grupo Banco Mundial, la década de 2020 ha sido hasta ahora un período de promesas incumplidas. Los gobiernos de todo el mundo han quedado cortos de los objetivos "sin precedentes" que prometieron alcanzar para 2030: "poner fin a la pobreza y el hambre; combatir las desigualdades dentro y entre los países; y asegurar la protección duradera del planeta y sus recursos naturales". No obstante, todavía queda más de medio decenio de distancia, tiempo suficiente para que el sector privado actúe y como sociedad recuperemos parte del terreno perdido.
En resumen, invertir con conciencia social y medioambiental no solo es una opción ética, sino también una estrategia inteligente en un mundo que demanda un cambio significativo. Este es el momento oportuno para actuar, redirigir nuestros recursos hacia empresas comprometidas con el bienestar global y construir un futuro donde el éxito financiero se entrelace inseparablemente con el progreso social y ambiental.
Sobre la autora
Estefanía Abello Plata
Profesional de inversiones en mercados privados de Latinoamerica con 9 años de experiencia en análisis, valoración, consultoría, estructuración y ejecución de transacciones. Conocimientos en diferentes industrias como Impact Fin-tech, Food-Tech, Gestión de residuos, transporte y microfinanzas. Comprometida con el impacto social y el desarrollo sostenible
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