El pasado 24 de febrero el mundo fue sorprendido frente al bombardeo de Rusia a Ucrania, quienes se encontraban en conflictos desde el año 2014 y bajo permanentes tensiones desde hace unos meses. El mundo entero se ha paralizado frente a este ataque abierto a aquel país, lo cual tendrá implicancias políticas y económicas en casi todo el globo tarde o temprano. Luego de numerosas amenazas, la gran potencia abrió el ataque terrestre, aéreo y marítimo hacia Ucrania, país que pretendía unirse a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), lo que habría representado para Rusia tener la amenaza de Occidente en su patio trasero.
Ante tales sucesos la Unión Europea ha emitido una serie de sanciones contra Rusia, que incluyen la prohibición a los inversores de la entidad de comerciar con bonos estatales rusos, junto a la restricción de importaciones y exportaciones con las entidades separatistas. Las sanciones también se aplicarán sobre los miembros de la Cámara Baja del parlamento que hayan votado a favor del reconocimiento de las regiones separatistas, a quienes se les congelarán los activos que poseen en la Unión Europea y se les prohibirá viajar a los países que la componen. De esto se puede deducir que las inversiones realizadas desde y hacia Rusia se disminuirán por un tiempo o no serán vistas con muy buenos ojos.
Podría decirse que, tal como es expresado en Le Monde Diplomatique: “la invasión rusa de Ucrania abre un episodio nuevo y especialmente peligroso en las relaciones internacionales. Tendrá efectos negativos en la vida política y en la economía del mundo.” Efectivamente, esta guerra tendrá efectos sobre la economía mundial, y la de América Latina no será la excepción. En principio, decrecerá la demanda de materias primas por parte de los países europeos involucrados, lo que provocará una subida de sus precios, aumentando la inflación, y perjudicando aún más a la población pobre. Además, debe recordarse que Rusia es el segundo mayor exportador de petróleo y gas natural en el mundo, siendo que el 40% de los suministros crudos consumidos en Europa provienen de aquel país. Por tanto, el precio del petróleo y el gas ha aumentado increíblemente, afectando al sector austral del continente americano. “El precio del petróleo alcanzó su valor máximo en siete años, y se prevé que seguirá subiendo mientras el gas se disparó un 60%.”
El conflicto no solo incidirá en la economía latinoamericana, también en las inversiones que se realicen aquí. Ante esta emergencia humanitaria, el foco de la mayoría de los países se encuentra en brindar apoyo a los ciudadanos y refugiados ucranianos, y al mismo gobierno que continúa resistiendo ante la invasión rusa. Así, Le Monde Diplomatique afirma:
"También es probable que las emergencias ecológicas y sociales pasen a un segundo plano y que esta guerra en Europa acelere una escalada de los presupuestos militares que ya está en marcha desde hace algunos años. Ante la parálisis de las Naciones Unidas y la ausencia de una instancia internacional capaz de resolver desacuerdos y conflictos, las amenazas, los hechos consumados y las agresiones armadas son, más que nunca, lo que define el orden mundial.”
De tal manera, se podría deducir que las inversiones provistas a América Latina, como aquellas dedicadas al medio ambiente, disminuirán en favor de brindar apoyo tanto financiero como armamentístico a los países en conflicto.
Por otra parte, el Banco Mundial ha anunciado que brindaría una asistencia de emergencia de 3.000 millones de dólares a Ucrania, que iniciaría con una operación de apoyo presupuestario de rápido desembolso de al menos 350 millones de dólares, lo que debe ser aprobado aún. También otorgará un desembolso para la salud y la educación de los ucranianos de 200 millones de dólares. A partir de tal afirmación, podría decirse que una de las mayores organizaciones financieras como lo es el Banco Mundial se centrará principalmente en proveer apoyo económico a Ucrania, por lo que no resultaría sorprendente una disminución de inversiones dirigidas hacia América Latina.
En conclusión, este terrible acontecimiento no solo tendrá una repercusión sobre Ucrania, Rusia y los países de la OTAN, sino que sus efectos también recaerán sobre América Latina, su política, economía y sobre las inversiones que recibe de parte de muchos de esos países, lo que potencialmente podría generar un menor apoyo para ciertos sectores o comunidades frente a la urgencia de la guerra y puede anticiparse que la inversión disponible para temas de desarrollo se volcará a temas migratorios, de asilo político y de proyectos de acogida e integración socioeconómica.
Por Florencia Rubio
Equipo de investigación Innpactia
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